sábado, 29 de diciembre de 2018

METÁSTASIS DE POETA, SOLILOQUIO DE ANFETAMINA





"Forgotten Sunglasses" (Vladimir Kush)





Estaba yo entregado en aquella madrugada perenne, puesto que había bajado al pozo de mi alma para convertirme en poema y hablar a la humanidad desde aquel estado de celosía gubernamental, cincelando con amor al prójimo y a mi mismo y a mi esperma, tallando con brío cada palabra y cada pensamiento como sólo el poeta cadáver hecho pensamiento y manojo de nervios es capaz de hacer...

...era mi deber todo ello como guardián de la palabra y la religión de los locos...

...el sol metafísico, troquel de algún sobrino con escamas y Pegamoides se sentaba en mi regazo pidiendo perdón y consuelo, cuando de repente se posó en el alfeizar de la ventana el Cerangután, un animal mitológico del Bierzo mitad carámbano mitad rayo de sol y nitrato y me habló, aquella criatura altiva disparando a mis ojos veneno y verdad no sin yo antes decirle:

-Hete tú que existes.

-Existo, es cierto, en árbol y ciervo. Y es por eso que he venido para coronarte, ¡oh tú!, rey de las inmundicias, como el legítimo Poeta del Estiércol. Y es por eso que te traigo una corona de clavos y clavicordios y una joroba de espantos, porque sólo tú, ¡oh tú!, Pepe Kubrick, eres el auténtico heredero de la miseria y los anteojos pisoteados... y esta es tu misión, proseguir en la pobreza de los dientes de leche, tú que sólo eres un rayo melancólico que purpurea en noches de luna lefa y tu falo es el radar que orienta a los habitantes de planetas sucedáneos tales como Chiquilla y Abundancia.


Ante aquella catarata de responsabilidades manicúeras y versos podridos me desmayé recitando un poco de krausismo y alguna letra de Isabel Pantoja, todo ello embadurnado de bilis de rinoceronte.

Posteriormente el Cerangután desapareció, eso sí, habiendo dejado claro que la ortodoncia y la defunción existen.

Y este fue el relato que mi hada madrina, la locura, dejó debajo de mi almohada aquella noche fetén de arco iris y meteoritos...

Salud y ambrosía.




LA PRESENCIA



"Dr. Jekyll and Mr. Hyde" (1931, Rouben Mamoulian)




No puedo precisar cuando comenzó... aquellos días disolutos, de tragedia vertiginosa, no dejaban atisbo para mirar el calendario. No puedo recordar si fue a los tres, cuatro o cinco días de entregarme al tobogán alcohólico que siempre sucede en navidades. Pero sucedió. De repente estaba ahí. En esas rondas de siete u ocho amigos yo contaba uno de más. Caminábamos por la calle y hablaba con uno o con otro pero sentía que había alguien más. Sentía un calor sobrenatural que podía achacar al efecto del vino tinto. Era al mismo tiempo una carga y un descanso. Sentía placer, calor, confort, al mismo tiempo que aquella inquietud me mataba. No estaba solo.


Del mismo modo que no puedo precisar cuando comenzó no puedo precisar cuando fui consciente de la presencia. No recuerdo si fue ante la cristalera de un bar o en el espejo de un baño... pero de repente apareció, sigo sin estar seguro de que apareció porque se manifestó o porque de una puñetera vez me di cuenta de su presencia, de que no estaba solo. Y allí estaba. Viejo, carcomido, desdentado, pálido y ojeroso... la misma aterradora presencia con la que llevaba conviviendo tantos y tantos años sin darme cuenta. Pude reconocer todos sus rasgos, arrugas, cicatrices y heridas. Lo reconocí todo con tanta evidencia que aquella presencia sobrecogedora no tuvo el menor problema en presentarse ante mí: en efecto... era yo...

lunes, 24 de diciembre de 2018

REPUDIO EN DO MAYOR










“Hola” dice el salvaje saludo escupido desde la cloaca... estoy aquí vivo e infecto al lado de mis hermanos los versos.

Todo es una neblina y atrocidad manejada en mil mares de cuchilladas y ortodoncias.

La pirámide de los sentidos octogonales. La trampa del cerebro creador. El columpio del manifiesto surrealista. El tablero de ajedrez de mi suicidio y congoja, dulce suicido leve congoja.

La brocha de afeitar con la que me
corto las venas, el peine con el que afino las notas de mi pene. El neceser de la locura. El placer hecho pedazos de ingeniera capilar y redención autómata.

Así se asoma al espejo el hombre del siglo XXI cultivado en las tragedias de sus predecesores: hábiles tragafuegos, comesables, etc...

La pesadilla del vacío intestinal...

Todo es una tragedia de andar por casa, con batín y zapatillas, y la poesía convertida en el jeroglífico trágico de nuestras vidas que dan al retrete que es el morir. El sueño surrealista es la pesadilla barroca, el aliento renacentista, la ortodoxia del verso. La vida a través de una ventana y cuesta abajo y etcétera... el peso de mis alforjas son los años consagrados al desastre. Cuanto más veneno más poesía. Cuanto más poesía más verdad. Cuánto más verdad menos vida. Cuanto menos vida más veneno. Cuanto más veneno y etcétera otra vez...


El ojo del gato es el mausoleo eterno.


La mirada vidriosa es el consuelo del espectador patético,el del aguinaldo de fuegos fatuos y espíritus santos de apariencia ornitológica...


Cumplí tanto con la vida que me puedo permitir el lujo de estrangular vuestro deseo...

...taquicardia de cartón piedra, aquí soy feliz.

¿Alguien me oye?, en este desvarío soy/siempre/he sido/seré feliz.

Me bendigo en la eutanasia.

domingo, 9 de diciembre de 2018

EL ESPEJO




"La muerte de Chatterton" (Henry Wallis, 1856)





Heme aquí, hijo de todas las hienas que reinaron este mundo, catarata de disparates y diálisis de retoños sanguinolientos. Me prometí a mi mismo, pero seamos claros, prometerse a uno mismo es como despellejar la piel de un recién nacido a media noche, o sea, un acto de subversión absurda, un disparate cósmico, una tragedia de andar por casa de esas que tanto me gustan... sigo coleccionando fuegos de artificio para camuflar mi desnudez de primate horrible, de bestia de encías roídas y moral disipada... finalmente lo soluciono todo con unos puntos suspensivos anticipando la tragedia...


...me prometí a mi mismo separar la sangre del alma porque cada vez que entono un “yo” lejos de ser el canto a mí mismo que nos enseñó Walt Whitman es cada vez encerrarse más y más en una burbuja insoportable donde no cabe nadie más, donde sólo entra el odio y demás compañeros de viaje infames...


...heme aquí el hijo de todas las hienas que reinaron este mundo de nuevo en esta sensación apocalíptica de deseo traidor, subido a un tren a punto de descarrilar sin que nadie sea capaz de accionar una misera palanca de freno.


Esa es mi metáfora del Purple Weekend 30 años después (o más bien 29 en honor a la verdad del comienzo de mi relación con este extraño fin de semana que sigue manteniendo un espíritu de militancia que alcanza un nivel más de estado mental que de pertenencia a una tribu o vulgar arribismo), ese vértigo angustioso que no conoce tiempo ni edad ni limitaciones físicas.


Había prometido a mi mismo, había jugado al engaño, hice por levantar una barrera donde no entrara de nuevo el “yo” pese a que ser mod precisamente signifique la reivindicación del individualismo, jugosa paradoja y bendita contradicción para poder amoldarse a gusto sin dejar de quererse a uno mismo... distinto dentro del rebaño... la autoestima del mendigo... mi reino no es de este mundo, etc, y Diógenes en el siglo XXI siendo feliz viviendo en un tonel simplemente con el baño de los rayos de sol.


Pero al final yo soy yo y yo y yo y más yo en ese tren a punto de descarrilar, y soy yo y mis discos de punk-rock (Queens, 1974) y yo y mis partidas de ajedrez y yo y mis estadísticas de baloncesto y yo y mis alucinaciones y sinestesias y jugar a los paraísos perdidos mutilando partes del alma...


Si al fin y al cabo, y créanme que en efecto todo es una cuestión de al fin y al cabo, que viene a ser lo mismo que ponerse una soga al cuello, avejentarse, comer churros envueltos en papel grasiento y leer el periódico con mis gafas de culo de botella... convertirme en ese trasunto de Paco Umbral que siempre soñé/temí/idolatré... ser el señor que desperdicia su vida porque es lo único que puede permitirse desperdiciar... a mí no me hizo falta perder a ningún hijo para entregarme al sonrojo del cataclismo, yo directamente lo maté antes de que naciera, o peor todavía, yo soy ese hijo muerto de fango mortal y rosa...


Hemos tirado la vida tantas veces por la borda, y lo hemos hecho de una manera tan hermosa, que aquel apocalípsis temido, el de hacernos viejos, se ha hecho realidad en forma de parkas y carnets de identidad señalando edades indecentes con sus bordes carcomidos y podridos de farlopa. El chiste. Si el relevo es Alfredo Duro, por Dios, quiero que esa soga que tengo ahora puesta al cuello la aprieten con el mismo deseo que se lo harían a la mezcla perfecta entre Hitler, Stalin, Pol Pot y Ed Gein (o sea, lo que soy)


Estaba pensando (y otra vez mi archienemigo el cerebro de yo mismo, embaucador tramposo que sólo me deja ver la vida con dos ojos, miopes, cansados, gastados y roídos) en ese columpio que ha sido mi vida... esos otoños amarillos de melancolía insoportable y psicodelia en ruínas... abrazos de simbolismo, rumbas de surrealismo, festines acrobáticos con mi corazón en llamas (otro amigo traicionero)... y esos inviernos salvajes (como ven primavera y verano ya en mi vida no existen, dilapidados en el primer piso del centro comercial que es mi vida vendida al diablo) de urgencia, angustia y crudeza. Por utilizar un lenguaje más explicito y dejarme de estos soliloquios de monja atormentada, los aguijones de Baudelaire y los puñetazos de Bret Easton Allis. Todo es lo mismo y conduce al mismo sumidero.


Todo es angustia, urgencia y velocidad. Ray Davies y Pete Shelley. La Mode o La Plata, ¿qué más da el nombre, cuándo de lo que se trata es de morir de las mil mejores maneras posibles de placer y dolor? Todo este buceo del inconsciente al que me entrego se ha basado en esos banquetes de sexo, sudor, muerte, erotismo y poesía. Eros y Thanatos. El psicoánalisis no lo inventó Freud, si no el Marques de Sade. Buscad en los asesinos a los únicos filósofos posibles, amén de los más grandes poetas.


El tren a punto de descarrilar, una tormenta de azotes de semen y sangre y tortura y dolor y nausea y vómito y rebeldía inconsciente y veneno y espanto y delirio y fiebre y felonía.


Porque lo único que importa es lo urgente... oxímoron de juzgado de guardia.



Posdata de colegial enamorado:


    I. se queja de que en mis escritos compulsivos, en mis eyaculaciones de palabras, apenas figura. Se equivoca. Comete el error de tener la mirada explícita sobre la poesía, que es lo mismo que tenerlo sobre la vida. Los versos que le dedico a I. no son palabras, son mi aliento y mi pulso vital que me diferencian del exquisito cadáver que algún día llegaré a ser, esa obra maestra de la muerte y el suicidio a la que aspiro en convertirme alguna luna de estas. La única ventaja que tengo respecto al dolor es que yo ya estuve allí. Mi entrenamiento es doctrina, disciplina, y el único dogma que puedo contemplar desde mi joroba henchida de espantos, esa que me lleva acompañando tantos años como purples weekends...


JRJ y Zenobia en el espejo... el sueño pausado de I.


Nunca pude terminar un texto que no tuviera puntos suspensivos, hoy, día de todos los asesinos melancólicos violadores de ancianas y disecadores de gatos y demás animales domésticos, evidentemente, no iba a ser una excepción...