("La violación", Rene Magritte. 1934) |
LADY CHANCLETA
Sucedió la
noche de autos, croquetamente ella conducía un Opel Porsha, mientras que yo me
desplazaba por la ciudad con mi viejo Flasherati, cual libélula asustadiza,
libre y dionisiaco, como los animales locos, con la marca del hidecabra tatuada
en mi frente…
Yo, Petón, soy
felino por naturaleza, y en verano me transformo en una manada de lobos, así es
mi ser.
Recibí un
aviso de mi sobrino el talaverano… cuando quiere que acuda a su encuentro,
utiliza un viejo truco que aprendió en la tribu de los Brady… se asoma a la
ventana (eres la chica de ayer) y asoma su enorme cabezón, entonces dispara
sobre su grandiosa almendra un rayo de luz con su linterna de los jóvenes
castores, proyectando en el cielo de la ciudad la azofaica sombra de la forma
de su cabeza… entonces, en ese momento, sé que debo coger el Flasherati
(también llamado Petonmovil) y acudir una vez más a nuestra sede social: El
Flor de Gredos.
Llegué allí
más o menos a tal hora, nada más entrar por la puerta la vi a ella… la visión
más perfecta y cosmochancletera que jamás hubiera podido imaginar… estaba
pelando una aceituna y chupando el hueso, mientras que se metía un mondadientes
por el culo… era una escena adorable de la que me sacó la camarera, mi amiga
Melinda Surcacuellos, cuando me dijo: “Señor Petón, tiene usted cara de
bostoniano”
Sabía que
aquello me iba a acarrear no pocos problemas, podía haberme dicho “Señor Petón,
tiene usted cara de mejillón en almíbar” o “Señor Petón, parece usted hoy un
poco venusiano”, pero no, tuvo que decirme que tenía cara de bostoniano.
A pesar de eso
seguí absorto, como un croissan sumergido en una taza de café, embelesado en la
contemplación de aquella majestuosa dama de alta cuna y de baja cama… tenía las
orejas corvas y las formas un tanto simiescas, pero chupaba un terroncillo de
azúcar con tanta gracia que al mirarla sólo pude exclamar “jijijijijijijiji” a
lo que ella respondió “clonk clonk chis puiiiiii”, aquello era amor…
Me hizo un
natalieseseña y me condujo a los baños prohibidos del Flor de Gredos, allí se
desató la lujuria y me confesó entre las pequeñas paredes de aquel habitáculo
con aroma a condones y cagadas flotantes del Orinoco:
-Hola Petón,
soy Lady Chancleta.
-Pues te toco
una teta.
-Ah, loco,
¡vos sos rimador!
-Así es Lady
Chancleta, me pierde la rima, los bocatas de panceta y el ketchup Prima.
-¡Pero vos sos
loco, quitáte la careta, loco!
-¡Lady, puedes
llamarme Loco de Lailo!
-¡Ah, que
hombre!, ¡ven, devórame otra vez!
Y sin mediar
palabra cogió el cuerpo de este hombre llamado Petón y lo atrajo hacia si con
una fuerza inusitada y ahí me aplastó entre sus prietas carnes mientras yo
trataba en vano de implorar socorro.
Salimos del
baño ante la mirada acusadora de todos, yo demacrado, notábase que había
perdido varios kilos… entonces, de repente, se abrió la puerta del local y
pareciera que un viento huracanado entró de repente… era mi sobrino, sudoroso,
con cara de Bélmez, y con el estupor y el sobresalto grabado a fuego en su
mirada de macho latino… me fijé que iba vestido de folklórica y llevaba un
pelicano colgando de su culo…
-¡Tío Petón!,
tengo que avisarte, ¡corres un grave peligro!
-Sobrino mío,
vas vestido de folklórica y llevas un pelicano colgando de tu culo…
-¡No es un
pelicano, es una boa constrictor disfrazada, pero eso puede esperar!, ¡he de
avisarte, una peligrosa mujer llamada Lady Chancleta ha simulado mi cabezaseñal
de alarma para atraerte hasta aquí, huye de ella como de los cedes de
Camela!
-Demasiado
tarde- irrumpió la citada Lady Chancleta con voz de volcán- ¡ja ja j aja j aja
j aja, Petón es mío!-dicho lo cual mi sobrino echó a llorar llevándose las
manos a la cara…
-Oh no, mi
tío, mi héroe-dijo-a partir de ahora serás bailarín de bachata y llevarás
chancleta 4 días por semana.
-Que
disparate, sobrino mío, sabes que yo jamás llevaré chancleta, te lo juro por
San Brian Jones.
-No, tío
Petón, no sabes el auténtico poder de esta bruja despendolada, ¿recuerdas
porque la fangoria dejó de llevar chelsea boots para llevar chancleta?, no fue
por las amenazas del Dr. Simón, no, fue porque él también cayó a los pies con
chancletas de Lady Chancleta.
…y así fue,
amigos míos, como huí del Flor de Gredos con una mano delante y otra detrás,
oliendo un pañuelo de tela con una C. bordada, y cantando para mis adentros
“devórame otra vez…”
Otro día os
contaré como rompí el hechizo, pero tengo que darle de comer a la boa
constrictor disfrazada de pelícano que colgaba del culo de mi sobrino.
Saludos, mis
amigos, Petón os desea un buen verano, con el pepino en la mano.
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