Amigos,
sé que a ojos de muchos de vosotros, en no pocas ocasiones perdí completamente
el juicio… creedme que era la única manera posible para después poder
recuperarlo.
Como
Luis Cifer abracé el mal sin contemplaciones. Abrazo cálido y fraternal.
Aliento del diablo. La risa y la respiración de las hienas acongojadas.
Como
Lafayette Lever buceé en las aguas donde Brautigan pescaba. Contracultura de
pesticida y pluma estilográfica. Alegría desatada en paños menores.
Si
la libertad es una cárcel, y el ocio una maldición, vedme convertido en nuevo
Torquato Tasso, a la espera de un Byron que componga mi lamento.
Yo
te maldigo, tiempo del estío.
Te
maldigo con tus copas nacaradas donde mezclamos el semen insolente con la
estulticia caduca. Maldigo la sombra de tus árboles que cobija a las yeguas
agotadas por la benzedrina. Maldigo el jadeo de las liendres columpiándose a su
antojo sobre tus cabellos de ramera. Maldigo los orificios por donde escupe la
vida el veneno que nos atormenta. Maldigo la cordura, la bondad y el
optimismo.
Maldigo
la poesía sin cojones, bendigo los poéticos cojones.
Hasta
pronto, hijos de la cuadratura del círculo.
"The walking lesson" (Jacek Yerka) |
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