Reabro este blog de pensamientos, entretelas y
eyaculaciones verbales para opinar sobre el tema del que todo el mundo habla a
día de hoy en fecha tan señalada de 21 de Octubre de 2015, cuando Marty McFly,
su chica Jennifer, y su extravagante amigo e inventor “Doc”, viajan desde 1985
en el mítico Delorean para llegar a un futuro en el que hay coches y tablas de
skate voladoras y ropa que se seca sola y no se ve un hipster por la calle. Era
la segunda parte de la saga “Back to The Future”, del grandísimo Robert
Zemeckis, y se estrenó en 1989, es decir, yo tendría unos 15 o 16 años cuando
la vi. Y ahí que me lo tragué todo, pensando que cuando tuviera 42 años iba a ir
a trabajar en una flamante aeronave siendo un respetable padre de familia y un
genio venerado y considerado por sus vecinos.
Y heme que aquí estoy en tan señalada fecha, en
realidad hecho un asquito, con la salud hecha una mierda, viniendo a trabajar
en un vagón de metro que más que a una película futurista me hace recordar a “Pasaje
a La India” (David Lean, 1984) y esos autobuses en los que las personas viajan
subidos al techo o agarrados al parachoques porque ya no se cabe dentro, sin un
euro en el bolsillo, y con Rajoy de
presidente.
Por favor, que alguien me devuelva a 1989.
Hipsters, la plaga que Robert Zemeckis no predijo |
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