Viene
el Otoño a irrumpir en Domingo como metáfora de que no hay más
verano que el Sábado.
Viene
el Otoño a mancillar nuestras luces y vahídos.
Tocaron
a su fin las noches de terciopelo, las caricias de Baco, y las
bofetadas del Atlántico.
Viene
el Otoño a recordar que la noche se cierne.
¡Toque
de queda para la felicidad!
Su
Majestad la Melancolía se abre paso por las calles angostas del
alma. Suena la fanfarria de la desesperación.
Viene
el Otoño a llenar de espanto las almenas de nuestros ojos.
Hoy
estoy triste porque ayer fui feliz. Extraña matemática del
desconsuelo.
Viene
el Otoño como hombre en la guerra. Como el hambre. Como un manto de
hastío.
El
Otoño es la tilde diacrítica de nuestras vidas. El desgarro y la
emoción desorientada.
Viene
el Otoño para que las canciones de Teenage Fanclub cobren sentido.
Suma
puntos el marcador de la pena y no hay venganza ni plato frío. Sólo
cucharas de plata henchidas en el orgullo del hematocrito.
Viene
el Otoño tirando la puerta.
Al
final sólo era un problema de educación, no le enseñaron a pulsar
el timbre.
Viene
el Otoño con sonrisa afilada y los poetas se calzan los guantes de
boxeo. El asalto de las taquicardias, el baile moribundo de las
neuronas.
Viene
el Otoño... ...pero de todo se sale.
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