Yo
te maldigo mes insoportable,
Eterno
cometa de frío y destrucción anímica.
Celebro
tu marcha, tu vuelta al reino de los hielos, mes implacable de noches oscuras y
almas raídas. Desconsuelo intempestivo. Tragedia atmosférica. Batallón de
isobaras malditos.
Vete
con tu rastro baboso de nieves,
Sátrapa
meteorológico.
Observa,
ve, mira con rabia cómo celebramos la llegada de Febrero, cómo abrimos el alma
y cantamos al Carnaval, cómo prolongamos los días y nos bañamos en la luz que
nos niegas, Enero maldito.
De
qué modo reina el alborozo cuando te vemos partir en tu carroza de mármol, con
tu gélida corona de hielo que antaño nos aplastaba.
Los
mendigos celebran tu marcha, una vez que has dejado un reguero de ángeles
caídos y congelados. Los niños ríen y juegan en las calles. Los poetas afilan
sus plumas rindiendo pleitesía a tu enemigo solar, y los pintores atusan los
pinceles en desafío a tu presencia.
Y
es que no eres un mes, eres una maldición…
Y
como todas las maldiciones, aparecerás de nuevo en nuestras vidas. Once meses
sin tu aliento de estalactita y tus pedos de estalagmita, y volverás con
fuerzas renovadas en tus puños de nieve y escarcha, agitando la niebla y
blandiendo la miseria.
Y
es que nadie como tú, Enero odioso y odiado, sabe de la realidad del Invierno y
de su engaño el día en que nació esa estación fatídica. Tú conoces su secreto
más preciado…
…ese
que cuenta que nació, el Invierno se cambió una f por una v en su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario