"The Sleeping House III" (Alexander Jansson) |
Echo
de menos el invierno en Ponferrada y el veneno del frío en el
tuétano descorazonador de mis recuerdos.
Echo
de menos la noche del jueves de maletas y televisión, y el tren del
viernes que me llevaba a la helada desolación de las calles
bercianas. Construía mis costumbres ferroviarias envueltas en el
papel de aluminio de un sandwich conjugado con la saliva del
emigrante.
Echo
de menos el apartamento de I. en aquella Calle del Reloj al que le
pedíamos que no marcase las horas, y el aliento tabernario del vino
tinto socorriendo mi alma.
¡Cómo
sucedía el invierno aquel año en Ponferrada, devorando fines de
semana salpicados de salsa brava y efluvios de gélida melancolía!
Nunca
creí que echase de menos el invierno en Ponferrada, desde que me
consagré como hijo del sol y heraldo de la luna, pero no sabía que
la nitroglicerina sentimental se congelaba en las esquinas con olor a
orines y sonetos quebrados de tartamudos karaokes.
Echo
de menos luchar contra la meteorología bajo las sábanas al lado de
la Calle del Reloj con los labios de I. sirviendo de termómetro.
Fenomenología
de un espíritu abstracto. Al final de tanto luchar contra el
invierno resultó que el invierno era yo. ¡Si es que me pierde la
metafísica, che, ya me lo dijo Horacio Oliveira desde la ventana de
su pieza bonaerense!
Bocón
de salitre, hielo Biafra. Invierno en Ponferrada, consuelo de mis
nubes donde copulan ferozmente los pájaros anarquistas.
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