"Psicosis" ("Psycho", Alfred Hitchock, 1960) |
He aquí mi tributo al vacío,
al silencio,
el psicoanálisis
y los abrazos rotos.
Todo esto ya lo advertí (Osborne) en
aquel lejano día nublado de neblinas y tormentas pasajeras sentadas
en la fila 12 con equipaje de mano y bodega.
Fue el año del aliento del suicidio y
de las amapolas rotas, miserables, marchitas... fue el verano de la
magia negra y los axiomas de Confucio... fue el verano en el que me
partí la esquina dorsal entre la ultraderecha y el mando a distancia
de mi televisor...
Recuerdo los besos, la confusión, y el
vaho empañando la realidad...
Recuerdo cuando la radio estatal
anunció mi esquela... fue el mejor momento de mi muerte...
Recuerdo cada gota de sangre entregada
en los análisis para que los doctores las pusieran a competir con
sus cucaracha amaestradas.
Recuerdo los últimos pensamientos
antes de que me pusieran el casco con los electrodos... estuvieron
dedicados a mi madre y a Zidane, no recuerdo si en ese orden...
Esto es, y fue, todo lo que fui, el
epitafio del desorden... un fotograma raído, un desorden
alimenticio...
...negrura, fealdad y ojos vacíos de
sus cuencas buscando una explicación a la nada, lanzando plegarias
por un chaleco salvavidas que se agotó con los lanzallamas de la
selva del Amazonas...
Este es el particular presidio de los
poetas... no nos manden cartas, y si así fuera al menos mantengan el
decoro y el buen gusto de enviarlas empapadas en LSD.
Por cierto, mi menisco se llama Manolo
y quiere aprovechar la ocasión para saludarles a todo ustedes que
nos leen desde sus casas con techo de trueno y almohadas de lepra...
que con sangre entra.
Saludo de aguardiente e ideología...
mi pobre menisco que se llama Manolo, va directamente a la cárcel
sin pasar por salida y sin cobrar 20000
Esta es la auténtica magia y el
milagro de toda extremaunción... que el vacío te devuelva la
mirada.
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