domingo, 19 de abril de 2020
DIARIO DEL CORONAVIRUS (XXVII): SI QUIERES UN AMIGO CÓMPRATE UN PERRO
La frase se la suelta el broker Gordon Gekko, interpretado por Michael Douglas, al joven aspirante Charlie Sheen en el salvaje retrato sobre Wall Street que Oliver Stone llevase a la pantalla finales de la década de los 80. Con ella quería decirle a su joven “padawan” que había llegado a una jungla en la que no cabían los sentimentalismos y en la que estaba prohibido hacer amigos. Quien nos iba a decir que 33 años después iba a cobrar otro significado en esta España del confinamiento pandémico.
Miramos con envidia al vecino con chucho como haremos lo propio en unos días al que tiene hijos menores de 12 años. El mejor amigo del hombre se ha convertido en un salvoconducto peludo para poder pasear, estirar las piernas, despejar la cabeza y airear la mente sin miedo a las denuncias de la gestapo vecinal que vigila los balcones y sin que el extralimitado agente de policía de turno te recete una multa para contribuir al restablecimiento de las maltrechas arcas del estado.
No hay mascota más solicitada y envidiada estos días que el perro. Ni tortugas, ni caimanes, ni dragones, ni dinosaurios. Ni siquiera un simple gato, ese sofisticado y frío felino que posiblemente esté deseando que se acabe el confinamiento para volver a quedarse sólo en su reíno sin un humano tocacojones poniendo el “Resistiré” a todo trapo. Sólo al escatológico y asilvestrado chucho se le permite salir a las calles a soltar sus babas y orines y sembrar las calles con sus excrementos que nunca fueron recogidas con mayor gusto por sus dueños. Hay quien incluso al introducir la caca de su mascota en la bolsa pertinente la observa impregnado de emoción, con un brillo especial en su mirada mientras mira al cielo y exclama: “¡gracias Dios mío por esta mierda canina qué hace mi confinamiento más llevadero!, ¡gracias por esta caca liberadora llegada del cielo!, ¡gracias por el incontrolable esfinter de mi mascota!”, para acto seguido volver a su domicilio en el cual esperara de nuevo el ladrido de su amigo como el colegial que aguarda el timbre de la campana que anuncia el recreo escolar.
Pueden reírse del acopio de rollos de papel higiénico o de mascarillas sanitarias. Les aseguro que de haber previsto esto ninguna demanda hubiera sido mayor que la de comprarse un perro. La bolsa de Wall Street puede caer a mínimos del crack del 29, pero finalmente Gordon Gekko tenía razón.
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