Revueltas por el thatcheriano impuesto "poll tax". Trafalgar Square, 1990. |
Nos ha dejado
Margaret Thatcher. La dama de hierro en el país de los Iron Maiden, quien con
implacable mano férrea dirigió los designios de la Gran Bretaña durante la
década de los ochenta. El equivalente femenino a Ronald Reagan. Una cowboy de
corpiño y camisón. Dicen que padecía en los últimos tiempos de una considerable
demencia. Quizás por ello no habrá podido disfrutar del momento actual en el
que vivimos, la hecatombe global neoliberal de la que ella fue una de sus
grandes avanzadas y de la que debiera sentirse orgullosa, viendo como los
discípulos del infame Milton Friedman han conseguido imponer sus doctrinas, con
la protección de las grandes fortunas y el empobrecimiento cada vez mayor de
una clase media con tendencia a la extinción. O quizás, quien sabe,
precisamente su demencia fuese provocada por un solo instante de lucidez en el
que reconociese todos sus atropellos y tropelías con el poder en la mano.
Desempleo
(heredado del laborista James Callaghan, pero al que no supo o no quiso darle
solución… lejos de ello, la tasa de paro aumentó durante prácticamente todo su
mandato), tensiones raciales (con su epicentro en Bristol), manifestaciones,
revueltas callejeras, el “poll tax”, recortes sociales, la Guerra de Las
Malvinas y su propagandismo panfletario, o su enconada lucha con los sindicatos
y el sector minero, son parte del legado más reconocible que dejó durante sus
once años de política socialmente conservadora y económicamente liberal. También
le debemos que músicos como Paul Weller, Billy Bragg o Joe Strummer escribieran
algunas de sus canciones más airadas, aunque nada comparable a los Crass en 1982 preguntándole como se sentía siendo la madre de un millar de muertos, en
referencia a las jóvenes víctimas de la Guerra de Las Malvinas, o al inefable
Morrissey pidiendo para ella la guillotina en su primer trabajo en solitario. Al
fin y al cabo y para quienes tenemos cierta edad es otro de esos elementos del
más puro imaginario ochentas, como los pelos cardados o La Bola de Cristal. Lo peor es que su legado sigue muy vivo, lo cual para muchos significa que existe la Esperanza... supongo que creen que aún podemos ser más explotados. Nuestra capacidad de sufrimiento a veces parece no tener límite.
“Margaret on the guillotine” (Morrissey, “Viva Hate”,
1988)
The kind people
Have a wonderful dream
Margaret on the guillotine
Cause people like you
Make me feel so tired
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
And people like you
Make me feel so old inside
Please die
And kind people
Do not shelter this dream
Make it real
Make the dream real
Make the dream real
Make it real
Make the dream real
Make it real
Have a wonderful dream
Margaret on the guillotine
Cause people like you
Make me feel so tired
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
When will you die ?
And people like you
Make me feel so old inside
Please die
And kind people
Do not shelter this dream
Make it real
Make the dream real
Make the dream real
Make it real
Make the dream real
Make it real
12 millones de Euros, 12, qué se dice pronto, para el funeral de esta "señora", mientras un amigo me confirmaba que las familias españolas empiezan a tener serios problemas para darles a sus difuntos un adiós digno...
ResponderEliminarEste ha sido el último servicio al "neo"liberalismo de la Thatcher. Parece que la estoy oyendo..."os daré por el culo, incluso después de muerta".
Pues sí, una canallada, y una muestra más de que por un lado están los líderes políticos, y por otro el pueblo... lo que manda narices es que haya todavía gran parte del pueblo que sigue del lado de esta gente...
ResponderEliminar