Hay un poema
de Arhtur Rimbaud que figura como uno de mis favoritos en la particular
colección de recuerdos literarios que tengo escogidos para acompañarme mientras
sucede la cosa esta de la vida. Pertenece a la obra “Iluminaciones”, quizás no
tan celebrada como la mítica “Una temporada en el infierno”, pero igual de
rotunda en mi opinión en cuanto a fuerza simbólica e imaginería de un quebranto
tan melancólico como surrealista. El poema, titulado “Veinte años”, traducido a
nuestra lengua, viene a decir algo así como:
“Las voces instructivas exiliadas…
la ingenuidad física amargamente sosegada…
¡Ah!, el egoísmo infinito de la adolescencia, el optimismo estudioso:
¡qué lleno de flores estaba aquel verano el mundo!
Las canciones y las formas agonizando…
¡Un coro, para calmar la impotencia y la ausencia!
Un coro de cristales, de melodías nocturnas…
En efecto, pronto han de zozobrar los nervios.”
la ingenuidad física amargamente sosegada…
¡Ah!, el egoísmo infinito de la adolescencia, el optimismo estudioso:
¡qué lleno de flores estaba aquel verano el mundo!
Las canciones y las formas agonizando…
¡Un coro, para calmar la impotencia y la ausencia!
Un coro de cristales, de melodías nocturnas…
En efecto, pronto han de zozobrar los nervios.”
Como todo el
mundo debería saber ya a estas alturas, el mayor “enfant terrible” que han dado
nunca las letras francesas decidió retirarse de la militancia poética una vez
alcanzada esa veintena de años, precisamente después de parir estas poderosas
“Iluminaciones” y para convertirse en una especie de hombre de acción entregado
a las armas. El caso es que dentro de dos días yo diré eso de “hace veinte años
que tenía veinte años”, y no sé que sentido podría darle a esta cantidad de primaveras
cumplidas alguien como Rimbaud, ya que nunca alcanzó ese umbral (falleció al
poco de cumplir 37) De modo que perdido y sin poetas simbolistas a los que
aferrarme veo pasar los años con cara de tonto y sin descubrir todavía el
sentido de todo esto. Parafraseando a otro poeta, en este caso del siglo XX y
de nuestro gaditano Puerto de Santa María, se podría decir que a cada día que
pasa, yo, que soy muy tonto, veo cosas que me hacen dos tontos (imagino que
saben de que poeta hablo, y si no, así les dejo un poco de entretenimiento para
esta tarde tratando de descubrirlo)
Volviendo a mi
querido poema de Rimbaud, conservo una vieja edición de “Iluminaciones” comprada
de segunda mano de la cual ahora desgraciadamente no recuerdo editorial ni
traductor, pero que difiere ligeramente en su traducción del poema “Veinte
años”, finalizando dicha iluminación con un “En efecto, los nervios están a
punto de zarpar”. En el original francés Rimbaud utiliza el verbo “chasser”
(cazar, expulsar, despedir, desechar…), por lo que personalmente prefiero la
interpretación de que los nervios a los que alude el poeta están próximos a
partir, sin necesidad de que eso signifique su zozobra. De hecho, a punto de
cumplir los cuarenta años, sigo teniendo esa sensación expectante. Siento una
vez más que mis nervios están a punto de zarpar… lo único que espero es que el
mundo siga estando lleno de flores en verano.
Nunca es tarde para ser un Bad Boy |
Una edad estupenda, sin duda. Yo hace un año que entré y estoy como nunca. Que sean muchos más.
ResponderEliminarGracias Marcos, reconforta leer eso, :-D
ResponderEliminar