"The Elephant Celebest" (Max Ernst, 1921) |
Es
la hora
de
maldecir a los sapos a la cara.
He
sido golpeado
con
un ladrillo de alientos sordos
y
cabalgo el acertijo de Dionisos
entra
las risas sádicas
de
la verdulería de la esquina.
Maldito
vecindario donde se disparó el termómetro.
Perdida
es la belleza que no se presenta en público.
Es
la hora
de
maldecir a los sapos a la cara,
clavar
cuchillos en la piel de los leones,
escupir
a las hienas
y
eyacular bicarbonato.
El
ritmo del sexo se ejecuta con tambores de piel destilada...
Maldita
miopía donde se instaló mi ceguera.
Es
la hora del buitre,
de
la danza del ciervo
y
del betún en los oídos.
Filantropía
venenosa con pies de barro e iluminaciones de retrete constipado, y
todo ello es la señal de que ha sido un día iracundo y facundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario