domingo, 1 de marzo de 2020

LA ANOMALÍA DEL GÉNERO TRAS LA CÁMARA










Admito que cuando leí la noticia de la intención del gobierno de establecer ayudas a las películas dirigidas por mujeres no me gustó. Por principios y desde una sana posición liberal creo que ningún colectivo debiera tener más privilegios que otros, ya que de ser así torpedearía cualquier intento de igualdad, igualdad a la que deberíamos aspirar todos los que nos sentimos cercanos a ese espíritu liberal item más si lo hacemos desde la izquierda, pese al secuestro del liberalismo que lleva décadas perpetrando en este país la derecha más caduca, casposa y carpetovetónica, pero ese es otro tema.

Decía mi admirado Vicente Del Bosque una vez preguntado sobre el seguir llevando a la selección al mejor portero español (y posiblemente mundial) de todos los tiempos, Iker Casillas, a pesar de ser suplente en el Real Madrid por un capricho de José Mourinho que pagaba su cuita personal con el guardameta campeón del mundo y Europa relegándole al banquillo para poner a un Diego López que venía de descender con el Villarreal y ser suplente en el Sevilla en su último año de carrera, decía don Vicente como digo aquello de que “no hay mayor injusticia que tratar a todos por igual”, dando en el clavo desde su bonhomía socialista del porque de lo necesario de ciertas discriminaciones positivas (aunque en ese caso particular se trataba de un caso claramente elitista como el de Casillas, pero no me nieguen el buen sabor de boca que me deja traer a la palestra de mis reflexiones los pensamientos de uno de los españoles más ejemplares que puedo concebir como es el marqués salmantino de recio mostacho castellano)

El caso es que una vez conocida la noticia de que el Ministerio de Cultura iba a reservar un 35% del dinero destinado al cine a proyectos firmados por mujeres me planteé, como creo que debiera hacer cualquier ser humano con dos dedos de frente y un mínimo de riego sanguíneo circulando sobre su cerebro, sobre lo necesario o no de esta medida.

Y lo primero que hice fue plantearme una cosa muy sencilla. Tan sencilla pero tan definitiva que si me permiten la iré repitiendo a lo largo de este texto cual homilía litúrgica cristiana (y como buena homilía litúrgica cristina a los fariseos que bien poco les importa la situación de nuestro país en cualquier contexto, incluyendo cultural, les entrará por un ojo y les saldrá por otro, o no siquiera eso porque tendrán sus órganos ópticos embebidos en el penúltimo embuste que les brinde cualquiera de los mayores fariseos del reíno, tipo Eduardo Inda) La pregunta que me hice es: ¿soy capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en mi memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales?, no, no he sido capaz. No tendría ningún problema en citar una decena de directores masculinos, desde Almodóvar hasta el estomagante Santiago Segura pasando por Trueba (mayor y menor), De La Iglesia, Colomo, Amenábar, Bayona, León de Aranoa, Monzón, etc

Le planteo esta misma cuestión al amable lector: ¿es usted capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales?

Es complicado, ¿verdad?, como cualquier cuestión complicada merece una reflexión. ¿Será qué a las mujeres españolas no les interesa el cine tanto como a los hombres? Busco noticias a este respecto y veo que en 2018 las matriculadas en cinematografía representaban el 54% del alumnado, o sea, más mujeres que hombres estudiando cine. También es cierto que no es necesario pasar por una escuela de cine para acabar haciendo películas (aunque indudablemente ayuda), y de hecho una gran cantidad de mis cineastas favoritos nunca pasaron por ninguna academia sino que venían de otras disciplinas (fotografía, caso de Stanley Kubrick, pintura, caso de Fritz Lang...), pero es que estoy absolutamente convencido de que precisamente una mujer que no haya pasado por una escuela de cine tiene todavía más complicado poder llegar a dirigir un día una película.

A todo esto, ¿es usted capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales?

La anomalía de la escasa presencia de mujeres detrás de la cámara en el mundo del cine es tan sorprendente en pleno siglo XXI que no encuentro ningún otro ámbito cultural en el que se de esta diferencia de género tan abrumadora. Anomalía que trasciende nuestras fronteras. Incluso el mejor aficionado al cine a nivel global sería incapaz de citar una decena de grandes directoras de cine a lo largo de la historia del séptimo arte, pero no tendría ningún problema en hacer “tops 20” como mínimo de cualquier década de la historia, desde D.W. Griffith y Eisenstein hasta Tarantino pasando por Howard Hawks, Peckinpah, Scorsese, Coppola o Spielberg. Una anomalía de género que no se da en ninguna otra disciplina artística, ni literatura, ni pintura, escultura, etc... es cierto que en el caso del cine hablamos de un arte relativamente joven, que ni siquiera llega al siglo y medio de vida. Pero también es cierto que si precisamente ese es un argumento para explicar la poca presencia femenina en este escenario, reafirma el hecho de que hablamos de una disciplina cultural en la que todavía no se ha conseguido el deseado derribo de la discriminación de género. Entonces, ¿si no hemos conseguido derribar esa discriminación no es justo tomar medidas para conseguirlo?

A todo esto, ¿es usted capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales?

Incluso retomando el argumento de la “juventud” del cine como un arte joven respecto a otras disciplinas, podemos observar la diferencia dentro de toda la cultura juvenil de la segunda mitad del siglo XX (si me permiten, la llamaremos “cultura pop”) de la cual evidentemente el cine es parte fundamental. Ni en diseño de moda, fotografía, pintura, literatura, etc, encontramos esta anomalía. No la encontramos por supuesto en el mundo de la música pop y el rock'n'roll. Una jungla eminéntemente machista sazonada de hazañas sexuales de la estrella masculina de turno. Las razones por las que en ese escenario la mujer si ha logrado triunfar se me ocurren principalmente dos:

-Una cuestión de marketing, de productores sabedores de lo que puede vender una voz bonita acompañada de un cuerpo escultural (Tina Turner por poner un ejemplo)

-Esta razón más agradecida: una cuestión de talento capaz de sobrevivir y florecer hasta en una jungla tan inhóspita. El rock`n`roll siempre ha tenido esa deliciosa anarquía y ese “Do It Yourself” en el que se pueden colar hasta unas indómitas gamberras como las Slits, o mejor todavía unas Pandoras.

Si analizamos el segundo punto (el más agradecido), tendríamos sin duda el mejor escenario en el que una cineasta pudiera desarrollarse. Libre de ataduras y subvenciones, como el primer y gamberro Almodóvar que semejaba una especie de John Waters patrio. Ahora bien, ¿qué hay de la chavala que sale de la escuela de cine y quiere hacer una producción a lo Amenábar?, ¿hasta cuándo debe seguir topándose con el evidente “techo de cristal” que existe en el cine español cuándo hablamos de ponerse detrás de una cámara?

Pero es que si nos vamos al primer punto el panorama es todavía más desalentador. El que considera que la mujer directora no vende. Ni vende su película, ni vende su imagen, ni vende su personaje, ni vende su pose.

A todo esto, ¿es usted capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales?

Sigo pensando, como expresé al comienzo de este texto, que nadie debería ser juzgado respecto a su sexo, raza, etc... pero sigo pensando que la discriminación positiva es necesaria. Es triste tratar a la mujer cineasta como una especie de minusválida. Sí, es muy triste. Pero cuando la realidad es tan atroz que demuestra la diferencia de género a la hora de ponerse detrás de una cámara quizás esa peliaguda discriminación positiva sea necesaria, porque oigan, que en este país de más de 45 millones de habitantes no sepamos citar tres directoras de cine españolas actuales, quizás es que estamos cojeando en algo y aunque no venda tanto como envolverse en una bandera o demás ridículas perfomances de políticos de cartón piedra, reivindicar nuestra cultura también es patriotismo.


El día que seamos capaces de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en nuestra memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales, seré el primero en denunciar que ningún colectivo en el cine español tenga más privilegios que otro. Mientras tanto seguiré esperando que usted sea capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas actuales.

Porque la triste realidad es que no las encuentra... en un país de más de 45 millones de habitantes.

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