Admito que cuando leí la noticia de la
intención del gobierno de establecer ayudas a las películas
dirigidas por mujeres no me gustó. Por principios y desde una sana
posición liberal creo que ningún colectivo debiera tener más
privilegios que otros, ya que de ser así torpedearía cualquier
intento de igualdad, igualdad a la que deberíamos aspirar todos los
que nos sentimos cercanos a ese espíritu liberal item más si lo
hacemos desde la izquierda, pese al secuestro del liberalismo que
lleva décadas perpetrando en este país la derecha más caduca,
casposa y carpetovetónica, pero ese es otro tema.
Decía mi admirado Vicente Del Bosque
una vez preguntado sobre el seguir llevando a la selección al mejor
portero español (y posiblemente mundial) de todos los tiempos, Iker
Casillas, a pesar de ser suplente en el Real Madrid por un capricho
de José Mourinho que pagaba su cuita personal con el guardameta
campeón del mundo y Europa relegándole al banquillo para poner a un
Diego López que venía de descender con el Villarreal y ser suplente
en el Sevilla en su último año de carrera, decía don Vicente como
digo aquello de que “no hay mayor injusticia que tratar a todos por
igual”, dando en el clavo desde su bonhomía socialista del porque
de lo necesario de ciertas discriminaciones positivas (aunque en ese
caso particular se trataba de un caso claramente elitista como el de
Casillas, pero no me nieguen el buen sabor de boca que me deja traer
a la palestra de mis reflexiones los pensamientos de uno de los
españoles más ejemplares que puedo concebir como es el marqués
salmantino de recio mostacho castellano)
El caso es que una vez conocida la
noticia de que el Ministerio de Cultura iba a reservar un 35% del
dinero destinado al cine a proyectos firmados por mujeres me planteé,
como creo que debiera hacer cualquier ser humano con dos dedos de
frente y un mínimo de riego sanguíneo circulando sobre su cerebro,
sobre lo necesario o no de esta medida.
Y lo primero que hice fue plantearme
una cosa muy sencilla. Tan sencilla pero tan definitiva que si me
permiten la iré repitiendo a lo largo de este texto cual homilía
litúrgica cristiana (y como buena homilía litúrgica cristina a los
fariseos que bien poco les importa la situación de nuestro país en
cualquier contexto, incluyendo cultural, les entrará por un ojo y
les saldrá por otro, o no siquiera eso porque tendrán sus órganos
ópticos embebidos en el penúltimo embuste que les brinde cualquiera
de los mayores fariseos del reíno, tipo Eduardo Inda) La pregunta
que me hice es: ¿soy capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin
rebuscar en mi memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre
de simplemente tres cineastas españolas actuales?, no, no he sido
capaz. No tendría ningún problema en citar una decena de directores
masculinos, desde Almodóvar hasta el estomagante Santiago Segura
pasando por Trueba (mayor y menor), De La Iglesia, Colomo, Amenábar,
Bayona, León de Aranoa, Monzón, etc
Le planteo esta misma cuestión al
amable lector: ¿es usted capaz de decir sin pensarlo demasiado, sin
rebuscar en su memoria, y por supuesto sin buscar en Google el nombre
de simplemente tres cineastas españolas actuales?
Es complicado, ¿verdad?, como
cualquier cuestión complicada merece una reflexión. ¿Será qué a
las mujeres españolas no les interesa el cine tanto como a los
hombres? Busco noticias a este respecto y veo que en 2018 las
matriculadas en cinematografía representaban el 54% del alumnado, o
sea, más mujeres que hombres estudiando cine. También es cierto que
no es necesario pasar por una escuela de cine para acabar haciendo
películas (aunque indudablemente ayuda), y de hecho una gran
cantidad de mis cineastas favoritos nunca pasaron por ninguna
academia sino que venían de otras disciplinas (fotografía, caso de
Stanley Kubrick, pintura, caso de Fritz Lang...), pero es que estoy
absolutamente convencido de que precisamente una mujer que no haya
pasado por una escuela de cine tiene todavía más complicado poder
llegar a dirigir un día una película.
A todo esto, ¿es usted capaz de decir
sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto
sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas
españolas actuales?
La anomalía de la escasa presencia de
mujeres detrás de la cámara en el mundo del cine es tan
sorprendente en pleno siglo XXI que no encuentro ningún otro ámbito
cultural en el que se de esta diferencia de género tan abrumadora.
Anomalía que trasciende nuestras fronteras. Incluso el mejor
aficionado al cine a nivel global sería incapaz de citar una decena
de grandes directoras de cine a lo largo de la historia del séptimo
arte, pero no tendría ningún problema en hacer “tops 20” como
mínimo de cualquier década de la historia, desde D.W. Griffith y
Eisenstein hasta Tarantino pasando por Howard Hawks, Peckinpah,
Scorsese, Coppola o Spielberg. Una anomalía de género que no se da
en ninguna otra disciplina artística, ni literatura, ni pintura,
escultura, etc... es cierto que en el caso del cine hablamos de un
arte relativamente joven, que ni siquiera llega al siglo y medio de
vida. Pero también es cierto que si precisamente ese es un argumento
para explicar la poca presencia femenina en este escenario, reafirma
el hecho de que hablamos de una disciplina cultural en la que todavía
no se ha conseguido el deseado derribo de la discriminación de
género. Entonces, ¿si no hemos conseguido derribar esa
discriminación no es justo tomar medidas para conseguirlo?
A todo esto, ¿es usted capaz de decir
sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto
sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas
españolas actuales?
Incluso retomando el argumento de la
“juventud” del cine como un arte joven respecto a otras
disciplinas, podemos observar la diferencia dentro de toda la cultura
juvenil de la segunda mitad del siglo XX (si me permiten, la
llamaremos “cultura pop”) de la cual evidentemente el cine es
parte fundamental. Ni en diseño de moda, fotografía, pintura,
literatura, etc, encontramos esta anomalía. No la encontramos por
supuesto en el mundo de la música pop y el rock'n'roll. Una jungla
eminéntemente machista sazonada de hazañas sexuales de la estrella
masculina de turno. Las razones por las que en ese escenario la mujer
si ha logrado triunfar se me ocurren principalmente dos:
-Una cuestión de marketing, de
productores sabedores de lo que puede vender una voz bonita
acompañada de un cuerpo escultural (Tina Turner por poner un
ejemplo)
-Esta razón más agradecida: una
cuestión de talento capaz de sobrevivir y florecer hasta en una
jungla tan inhóspita. El rock`n`roll siempre ha tenido esa deliciosa
anarquía y ese “Do It Yourself” en el que se pueden colar hasta
unas indómitas gamberras como las Slits, o mejor todavía unas
Pandoras.
Si analizamos el segundo punto (el más
agradecido), tendríamos sin duda el mejor escenario en el que una
cineasta pudiera desarrollarse. Libre de ataduras y subvenciones,
como el primer y gamberro Almodóvar que semejaba una especie de John
Waters patrio. Ahora bien, ¿qué hay de la chavala que sale de la
escuela de cine y quiere hacer una producción a lo Amenábar?,
¿hasta cuándo debe seguir topándose con el evidente “techo de
cristal” que existe en el cine español cuándo hablamos de ponerse
detrás de una cámara?
Pero es que si nos vamos al primer
punto el panorama es todavía más desalentador. El que considera que
la mujer directora no vende. Ni vende su película, ni vende su
imagen, ni vende su personaje, ni vende su pose.
A todo esto, ¿es usted capaz de decir
sin pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto
sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas
españolas actuales?
Sigo pensando, como expresé al
comienzo de este texto, que nadie debería ser juzgado respecto a su
sexo, raza, etc... pero sigo pensando que la discriminación positiva
es necesaria. Es triste tratar a la mujer cineasta como una especie
de minusválida. Sí, es muy triste. Pero cuando la realidad es tan
atroz que demuestra la diferencia de género a la hora de ponerse
detrás de una cámara quizás esa peliaguda discriminación positiva
sea necesaria, porque oigan, que en este país de más de 45 millones
de habitantes no sepamos citar tres directoras de cine españolas
actuales, quizás es que estamos cojeando en algo y aunque no venda
tanto como envolverse en una bandera o demás ridículas perfomances
de políticos de cartón piedra, reivindicar nuestra cultura también
es patriotismo.
El día que seamos capaces de decir sin
pensarlo demasiado, sin rebuscar en nuestra memoria, y por supuesto
sin buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas
españolas actuales, seré el primero en denunciar que ningún
colectivo en el cine español tenga más privilegios que otro.
Mientras tanto seguiré esperando que usted sea capaz de decir sin
pensarlo demasiado, sin rebuscar en su memoria, y por supuesto sin
buscar en Google el nombre de simplemente tres cineastas españolas
actuales.
Porque la triste realidad es que no las
encuentra... en un país de más de 45 millones de habitantes.
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