lunes, 15 de julio de 2013

LA GRAN ESTAFA DE LA INCORRECCIÓN POLÍTICA



En boca cerrada...


Estamos rodeados. La plaga de estupidez y estulticia del siglo XXI no parece conocer límites. La sequedad intelectual expandiéndose en el cerebro del hombre cibernético, tecnológico e internauta como una mancha negra en el mar tras el hundimiento de un petrolero. En efecto, baste echar un vistazo, asomarse a las noticias para enterarse, como se suele decir, de “lo que pasa en el mundo”, para darse cuenta de que hay bocas que permanecerían mucho más lustrosas mostrándose como la de la hermana del protagonista del escalofriante episodio “It’s a good life” de “La dimensión desconocida”, esto es, selladas. Y lo peor son el arrojo y la valentía con las que el bocachancla de turno suelta sus barbaridades convencido de que sí, de que mola, de que es el más machote, el más guay, el más cool… el más políticamente incorrecto. El gran disfraz con el que se trata de camuflar lo que no viene a ser más que una profunda y preocupante incapacidad verbal, una hedionda falta de educación, y el hecho de tener un estercolero por boca. 

En España estamos sobrados de elementos de este tipo. El inefable Toni Cantó parece empeñado en quedarse con la exclusividad de la burricie. En su afán por parecer el más molón de la pandilla no sólo dispara contra animalistas, feministas, y todo aquello que pueda sonar a “progre”, si no que se intenta apuntar algún tanto de enterado de la “contracultura” y acaba haciendo el ridículo más espantoso tuiteando como actual la noticia del fallecimiento del gurú lisérgico Albert Hoffman, finado hace ya un lustro. Es lo que pasa cuando eres una momia y quieres ir de enrollado. A su altura sin duda se puede colocar el articulista y vomitador de opiniones Salvador Sostres, e incluso en el mundo de las letras encontramos algún ejemplo de este tipo, como las bravuconadas del chocho Sanchez Dragó (aunque a este le perdonamos, ya que aun siendo fantasmón, si es cierto que en muchos momentos fue una figura auténticamente reivindicativa de la contracultura en nuestro país)   



Toni Cantó, "on fire".


La mentira de la incorrección política, esa que comenzó de una manera más o menos inofensiva (llamar negros a los negros, por ejemplo), ha acabado por establecer una especie de barra libre para el despropósito. Ya puede usted soltar la mayor barbaridad imaginable, que con presentarse ante la sociedad bienpensante como una víctima de la fascista corrección política que trata de guiarnos por el camino del pensamiento único, habrá conseguido disculpar y disimular su zafia gañanería y encontrará un buen número de adeptos que aplaudirán su chusquero discurso al dicho de “he ahí un hombre que dice lo que piensa”. La creciente pujanza de lo políticamente incorrecto sirve también para desenmascarar los forofismos políticos del atroz bipartidismo que ha aupado hasta el éxito a la mayor caterva de ladrones y sinvergüenzas que jamás haya conocido este país. Según eso, que Alfonso Guerra llame “mariposón” a Rajoy no deja de ser una genial ocurrencia del lenguaraz ex –vicepresidente del gobierno, siempre dispuesto a animar el cotarro digan lo que digan los pusilánimes de turno. Bajo el mismo prisma el alcalde de Valladolid Francisco Javier León de La Riva hablando de los labios pornográficos de Leire Pajín no deja de ser un animoso cachondo cuya genialidad sólo puede ofender a los que no tienen sentido del humor, por mucho que esgriman que una persona de su rango debiera cuidarse de decir según que cosas. Esta dicotomía se puede aplicar a muchos otros ámbitos de nuestra sociedad. La chabacanería y la mala educación están presentes a diario en nuestra vida social y política. Los medios de comunicación y los programas de entretenimiento se han convertido en vastos vergeles para que indocumentados de diverso pelaje suelten por sus orificios bucales toda suerte de improperios y burradas cuanto más mayores más aplaudidas por sus acólitos y más garantes de que seguirán contando con ese trabajo “deluxe” que engorda sus cuentas corrientes simplemente por sentarse delante de una cámara de televisión a elevar la voz. El deporte, campo éste en principio destinado a fortalecer nobles valores, tampoco escapa de la gran estafa de la incorrección política, con personajes de una aplastante simpleza intelectual elevadas a la categoría de auténticos maestros del lenguaje por el único motivo de insultar a diestro y siniestro jaleados por sus “hooligans” ávidos de sus dosis de embrutecimiento diario. 

El último ejemplo de machote “echao palante” (vamos, el bocachancla de toda la vida) que ha llegado hasta nosotros nos viene desde Italia, con el vicepresidente del Senado Roberto Calderoli, quien formara parte del gobierno de Silvio Berlusconi (personaje que ejemplifica la zafiedad en si mismo y como un patán puede ser elevado a ídolo de masas por mor del triunfo de la incorrección política) y quien es miembro destacado del xenófobo y ultraderechista partido político Liga Norte, que ha comparado a la ministra de Integración del actual gobierno italiano, la doctora congoleña Cécile Kyenge,con un orangután. Llueve sobre mojado en el caso de esta mujer, ya que hace solamente un mes una consejera municipal de la misma coalición ultra utilizaba su cuenta de facebook para indignarse por el hecho de que la ministra no fuera violada (las redes sociales, otro estupendo campo para que los imbéciles de distinto pelaje campen a sus anchas, a ver quien la suelta más gorda), unido ello a que semanas antes un eurodiputado sin el menor asomo de vergüenza aseguraba que este blanco tan negro de las iras del racismo transalpino estaría mejor como criada que como ministra.   


En fin, varios ejemplos más de graciosos sin ninguna gracia, por mucho que los fanáticos de turno aplaudan estas “ocurrencias” que tanto molestan a quienes, simplemente por una cuestión de formas, pedimos que la mujer del Cesar no sólo ha de ser honesta sino parecerlo. Quizás es que en nuestra concepción de las cosas creemos que la educación y el respeto no deben estar reñidos con nada, incluso con el humor. Por eso desde este blog de las eyaculaciones verbales queremos desenmascarar la podredumbre intelectual que en realidad se esconde detrás de eso que llaman “incorrección política”, una débil excusa con la que disimular los malos modales y la falta de civismo. Echamos de menos aquellas tertulias televisivas en las que nadie elevaba el tono de voz ni las palabras de unos solapaban las de los otros. Recordamos con nostalgia cuando los artículos de opinión buscaban avivar el pensamiento y no la fácil polémica. Evocamos las buenas costumbres, esas que nuestros ancestros nos enseñaron, y seguimos pensando en una sociedad en la que servir y no servirse. Basta ya del engaño y la mentira de la incorrección política, que lejos de estar mal vista o perseguida, goza de mayor salud que nunca, o si no, piensen sinceramente… ¿qué tipo de sociedad permitiría que sujetos como Kilo Matamoros o Belén Esteban fueran figuras mediáticas, si no una políticamente incorrecta?    



La parada de los monstruos.


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