viernes, 4 de enero de 2013

ENFERMERA DE NOCHE


En 1999 pase trece días con sus noches ingresado en un hospital. Por aquellos tiempos no había tocado un ordenador más allá de mi viejo Spectrum 48 K de la infancia, diría incluso que les tenía fobia, y eso de internet me sonaba directamente a chino. Eran tiempos en los que las horas las consumía uno jugando con su cerebro. Resultado de aquellas jornadas hospitalarias acabaron siendo paridos de mi mente una serie de poemas malditos y enfermizos, que intentarían constituir un corpus reunido bajo el título de “Enfermera de noche” y escrito con el pseudónimo, nada original he de admitir, de Luis Cifer (personaje que luego resucité en mi novela “El sobaco de Baco”), haciendo un guiño a una de mis bandas favoritas como siempre han sido La Mode. De hecho a la salida del hospital aún retomé el proyecto que fue muriendo poco a poco como tantas otras pequeñas aventuras en mi vida. Los versos jamás vieron la luz y es la primera vez que hago públicas estas palabras. Esto es un pequeño extracto de lo que resultó de todo aquello, en próximas entregas desgranaré el resto de aquellas infectas páginas manuscritas. Fueron tiempos en los que no podía recurrir a ninguno de los “paraísos artificiales” de los que hablaba Baudelaire. Quizás por eso mi fiel compañero El Delirio caminaba a mi lado con mayor brío que nunca…   








“ENFERMERA DE NOCHE”



     ¿Por qué se me apagan las amígdalas cuando la veo?

     Me apetece frotarme, frotarme contra ella. Dárme un festín de sexo. Si es
     cierto que somos hijos airados de la locura, y los barcos algún día zarparán
     al mar del olvido, dejadme disfrutar sólo de cinco minutos a su lado, cinco
     minutos de su respiración agitada de hembra hiriente, de mujer aséptica y
     limpia de ideologías. ¿Acaso no cumplí todos vuestros preceptos? ¿Acaso
     no sangraron mis oídos al oír vuestras voces?

     Aquí me tenéis, vago de rumores y amapolas, con los ojos inyectados en
     sangre. Sangre..., ¡maldita sangre! Ojala no corriera por mis venas, ojala
     fuera una piedra, como quería Rubén Dario.

     Manchado de tuberculosis y podrido de artimañas silenciosas la espero.
     No me amará. Es imposible que me ame, pero sus pasos, el tacón de sus
     botas, es el sonido más dulce que he escuchado desde que me trajeron 
     aquí, rebosante de enfermedad. 



    Ojala tuviera un solo instante para lamerla, para lamer su vientre, su sexo,
    sus pezuñas de animal dionisiaco.

     Es este fervor lo que me mantiene vivo, su aroma, el aroma que alguna vez
     tuve en las tabernas, en los cines, en los museos, en las calles de la ciudad
     que quizá no vuelva a pisar.

     Su blancura, de virgen inmaculada, me hace sentirme devoto, yo que jamas
     profesé devoción ninguna.

     Pero vuelve el mal, ¡vuelven las risas!, que surgen no se yo de donde, y
     quiero que me sigan acariciando las tinieblas, que se me constipen las tripas,
    ¡que no salga de aquí, mientras sea de noche!

     Noche, noche, bendita noche que me la traes envuelta en blanco y maquillada
     de esperma.

           LUIS CIFER 1.999




                 “PSYCHO THERAPY”

    Lo poco que me queda de cerebro,
    viaja a la velocidad de la luz en un frasco aséptico
    hacia un lugar de ninguna parte
    en medio del lavabo de señoras.

    Me han asegurado que venderán mi piel a buen precio
    en la próxima subasta del hospital.

    Las uñas de los pies me las he arrancado poco a poco,
    para tener un poco de dolor en las encías sangrantes de mi pijama.

    Si Dionisos me viera ahora,
    se burlaría de mí y me escupiría por empequeñecerme de este modo.

    Pero no fue mía la culpa,
    de besar esa alfombra tapizada de sangre oxidada,
    ni de tener champán en las venas.

    Ahora suena la bocina de la ambulancia,
    y me sacudo un mordisco al tímpano que me queda.

    LUIS CIFER 1.999




    “EXCREMENTO SOBRE NUESTRAS CABEZAS”


    Escribir poesía desde la cama de un hospital,
     es tan bonito como sumergir la cabeza en una taza del water llena de moscas
                                                                                                              muertas.

    No obstante,
    la sonrisa se me hiela si pienso en tí
    Pues esto no es más que un poema de amor.


   LUIS CIFER 1.999





                                 “VENUS PUTREFACTA”


     Ahora que tu alcoba está vacía,
      y mi veneno navega en tus silenciosos ojos,
      ahora,
      que agachados recogemos el trigo que sembramos desnudos

      sólo ahora tengo ganas de vomitar
      en silencio,
      sin que nadie se lo crea,
      sin que nadie vea como derribo tus pestañas a escupitajos.


     LUIS CIFER 1.999  




             “IMAGEN NOCTURNA DE SESOS MACHACADOS”


    Cien mil colillas arden en los surcos del suelo,
    mientras las cucarachas se pegan un festín de sangre y semen,
    los alcohólicos hacen cola para cicatrizarse las heridas del alma,
    y tú, hermana,
    no se sabe donde esperas.

    Las aventuras se acaban como el gas de los letreros,
    y nos hundimos los ojos,
    para no mirar los camellos elegantes con sus puros de espanto.

    Podemos pisar la mierda,
    y los pantalones cortos de los niños,
    las tapas de las alcantarillas que saben a limón,
    y esas ratas que afilan sus lápices bajo las cloacas.

    Dáme un beso podrido,
    mientras me orino en la última esquina libre de la ciudad,
    esa en la que todavía no me pusieron la pegatina de “tu ayuntamiento funciona”.
   
      


LUIS CIFER 1.999




“ANTAÑO TE OLÍA EN LOS WATERES PÚBLICOS”


    Me gustaría volver a lamerte como ayer,
     hundir mi lengua en tu coño mojado,
     y que lo cerraras,
     y que me mordieras,
     y folláramos en las cloacas entre las ratas,
     y entre las jeringuillas nictálopes,
     y entre los majestuosos condones usados,
     y los ríos de esperma maloliente agitándose,
     y tú dándome la mano,
     y la música sonando,
     Burt Bacharach :
     “It’s time to get ready,
      time to get ready,
      it’s time to get ready for love”
      ... y ese vals sanguinario que azotara nuestros traseros,
      por haber sido tan malos como una mañana de domingo,
      o una peste de sábado sin sexo ni alcohol.

      Ahora las alimañas compiten a vómitos
      y a suicidios silenciosos de madrugada,
      y tras hundir mi dedo en la peste de tu culo,
      escupo mis veinticinco años de mierda y veneno.

     Amén.


          LUIS CIFER 1.999

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