sábado, 27 de febrero de 2021

ESPAÑA ES UNA Y NO UNAMUNA

 





Recién visionado “Mientras dure la guerra”, asignatura pendiente, la mirada del perfecto e insufrible Amenábar sobre la Guerra Civil española y en concreto sobre el papel del gigante Unamuno. Después de tantos años de aguantar esas chorradas de la superioridad moral de la izquierda (la cual sólo puede existir gracias a una inferioridad moral de la derecha... por tanto que se lo hagan mirar los interesados) y de que todas las películas sobre el periodo más negro de nuestra historia reciente, y ya lo siento por quienes piensen que fueron peores los años de la ETA o del actual gobierno socialista de Pedro Sánchez (como piensa el líder del tercer partido más votado en España actualmente y por tanto doy por sentado que votado por muchos que lean esto... pero no, fue mucho peor la Guerra Civil y la dictadura franquista, desenrósquense la boina y háganme caso que soy tan viejo o más que todos ustedes), después de aguantar ese tópico como digo el bueno de Amenábar nos intenta conmover con esta película no politizada ni adherida a ninguna de las dos españas, lo cual me parece muy bien si no fuera porque le acaba saliendo una película tan aséptica y blanda que estaba deseando mojar mis testículos en soja y repasar mis katas del Miyagi-Do. Aplaudo el intento de hacer una película sobre la Guerra Civil y el ignominioso alzamiento nacional (uy, debería decir, el levantamiento que liberó a España del pérfido comunismo) con sus luces y sombras y más antihéroes que héroes y muchos matices de grises y no tantos blancos y negros, el problema es que le acaba saliendo un churro sin alma en la línea de la filmografía de este plomizo director, al que por algo los compañeros de profesión le llevan llamando desde sus inicios “Orsoncito”(aunque en honor a la verdad eso de “Orsoncito” lo empezó a rular Pumares, que es un poco como el Jorge Javier Vázquez de la crítica cinematográfica), hay mucho más alma en un fotograma de “La Vaquilla” o de cualquier película de Berlanga sobre nuestra Españaza que en el ladrillazo que nos ha regalado Amenábar (Amenábar, Amenábar, moro de la morería) en “Mientras dure la guerra”. No obstante hay dos puntos muy a favor de la cinta de “Orsoncito”:


-No me quedé dormido viéndola.


-La última media hora más o menos con los cara a cara de Unamuno con Franco y el climax final con Millán Astray. Ahí está toda la filosofía unamuniana y una filosofia de vida, o al menos la filosofía de Unamuno en un momento tan tenso de la historia de nuestro país (por mucho que permiten que les recuerden a los que votan a la tercera fuerza política de España actualmente que no, que el gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez no tiene gracias a Dios nada que ver con esa España de la Guerra Civil)


Y hago aquí un punto y aparte sobre ese último punto por motivos de estructura narrativa, saltos de página, párrafo y demás...


Cuando Unamuno, al comienzo de la trama simpatizante con el alzamiento porque peor serían los rojos, le reprocha al final a Franco todas las persecuciones, ejecuciones, etc, el generalísimo sólo sabe responder “¿y qué hacen los otros'”, esta es la piedra filosofal de los franquistas de hoy día (muchos de ellos votando ya saben a quien), lo que hacen los otros, lo malos que son los rojos, eso legitima todo... y su famoso enfrentamiento final con Millán Astray, el “venceréis, pero no conveceréis” Aquí hay mucha miga, es que Unamuno es pura miga nunca digerida del todo, y eso los unaminianos llevamos años y décadas en eso. Unamuno ha sido tan español como antiespañol y tan cristiano como ateo o peor todavía, anticristiano. Fue sincero cuando dijo que no era nada sin sus contradicciones, como cualquier ser humano, porque por encima de todo fue un gigante del pensamiento humanista.


Y aquí hago otro inciso. Unamuno alabó el alzamiento nacional para luego aborrecer del mismo. Como tantos otros intelectuales europeos que en un primer momento saludaron con alegría el fascismo o el nazional-socialismo y pronto se dieron cuenta de que el peaje por la lucha contra el comunismo era demasiado caro. Era puro genocidio (empezando porque el stalinismo ya era de por si un genocidio que masacró a todo comunista disidente) Otro inciso... como sólo los países anglosajones, Reino Unido y Estados Unidos, nunca se infectaron de ambas enfermedades, fascismo y comunismo. A tener en cuenta también.


Volviendo a Unamuno, figura gigantesca del pensamiento español, occidental y... ¡CRISTIANO!, ¿o no?, ¿creía Unamuno en Dios?, la respuesta es tan dudosa como la conclusión que puedas sacar de leer “San Manuel Bueno Martir”. Me interesa ese Unamuno cristiano (o no) que en base a ese cristianismo (o no) no quiere que España se llene de rojos, pero enseguida en base a ese cristianismo (o no) aborrece del fascismo... no sé si Unamuno era realmente cristiano, tanto o más como Tolstoi, pero desde luego bajo un prisma cristiano no se podía concebir el fascismo, el franquismo y el nazional-catolicismo que padecimos en España varias décadas.


Esto me entronca en pensamiento con la Europa actual, tan preocupada porque al parecer el “hombre blanco cristiano heteresoxual” está en peligro. No se sabe defender. Riadas humanas de individuos de otras razas y religiones vienen a España a invadirnos y quitarnos el trabajo, a colonizar una Europa en decadencia como denuncian desde cutres novelistas franceses superventas hasta terroristas verbales con micrófono abierto todas las mañanas en difusión nacional... y yo sin embargo pienso que no hay nada que atente más contra ese cristianismo que dicen defender estos incendiaros que no acoger a los inmigrantes, a los débiles, a los refugiados... “Fui forastero y me acogisteis” dice San Mateo, por citar una de las frases más celebres de la Biblia a este respecto, la primera de las muchas que se me puede venir a la cabeza. Doy por sentado que los fascistas no han leído la Biblia, aunque maten en su nombre, aunque levanten muros en su nombre. No puede haber nada más anti-cristiano que quien no quiera acoger en su casa a forasteros. Doy por sentado también que los fascistas en general no leen nada, ni siquiera los comics de Roberto Alcazar y Pedrín...


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